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miércoles, 8 de diciembre de 2010

¿Estamos preparados psicológicamente para ver sufrir a nuestros pequeñitos en algunas de sus etapas de crecimiento y desarrollo?

No existen libros que te preparen para ser madre y/o padre, hay toda una variedad de libros que te ofrecen orientación y describen teóricamente las fases por la que pasan los niños. pero será la práctica y el contacto directo que nos hará perfeccionar nuestros conocimientos en el cuidado de nuestros niños.
Una etapa muy difícil es la primera dentición, tanto para el niño que la sufre, como para los padres que velan sus sueños. Este blog está abierto para que nos cuentes tu experiencia con el tema, y orientes a los lectores con tus practicas vivenciadas.

2 comentarios:

  1. Querida moderadora, es un gusto poder leerte.

    Aunque enfocas tu entrada en este blog (es lo que percibo) en el estado de sufrimiento físico que pudiera sufrir naturalmente alguno/a de nuestros hijos/as, durante las etapas de su propio desarrollo, me gustaría opinar, no sobre lo físico, sino, la parte lógica afectiva, emocional de estos/as angelitos/as. Pues, para la parte física quizás no debamos ser doctores o profesionales de la medicina y el cuidado físico de ellos, ya que por lo general contamos con algún pediatra que ha visto nacer y que trata a nuestros vástagos de manera regular. Mi comentario va a otro tipo de sufrimientos que tienen nuestros hijos, los cuales son provocados por uno o una de sus hermanitos ¡Cuánto sufre fulanito, cuando fulanita no le deja juagar tranquilo, porque quiere su nintendo! O ¡Cuánto sufre zzz cuando yyy quiere los dos juguetes!. Estos si que resultan un verdadero reto para padres como yo, que a la verdad en ocasiones no tengo más solución que darle los dos juguetes a yyy. Para esto si de verdad no me siento preparado hasta el momento.

    A la espera de sus comentarios, y que se pueda hacer toda una hilera de comentarios, que pueda ofrecernos a muchos de nosotros las respuestas a tantas interrogantes que la vida misma, en su día tras día, nos ofrece.
    A.U.L

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  2. ! Bienvenido al blog Alexander!
    Qué bueno que nos escribes, debo comenzar por decir que a veces solo nos fijamos en lo negativo y no nos percatamos de que la convivencia entre hermanos, además de hacernos perder la paciencia en ocasiones, son un factor importante de enriquecimiento y madurez para nuestros hijos. en la convivencia fraterna nuestros hijos aprenden muchísimas cosas, por ejemplo: solución de conflictos y desacuerdos, desarrollan destrezas que luego le servirán para competir en la vida adulta. Un aliado es a la vez aliado y enemigo, rival y confidente, compañero y oponente.los niños aprenden con los hermanos que no es "El centro del universo", aprender a querer y a dejarse querer sin tendencia a la posesión.
    Por lo que me cuentas Alex, aparentemente tienes dos hijos, uno de ellos parece interrumpir al otro hermano/a cuando realiza una actividad, mencionas el caso del nintendo que tanto insiste uno de tus hijos por el aparato que terminas quitándoselo y entregándoselo al otro. Para mejorar esta situación te sugiero lo siguiente: Adelántate a los conflictos, Establece acuerdos en los temas que causen conflicto no solo con el videojuego: Qué programa de televisión ver, a quien le toca sacar la basura, quién pone la mesa, quién elige el cuento de la noche. Ellos mismos se organizarán y posiblemente evitarás algunas peleas.
    Deja claras las normas sobre las prohibiciones y asegúrate que las conocen todos tus hijos: “Me defiendo con las palabras, nunca con los puños”. Y las consecuencias: “Si pego a alguien, iré a mi habitación durante media hora”. Hacemos y repetimos aquello que tiene una consecuencia positiva y dejamos de hacer lo que no lo tiene o tiene una negativa. Aprovecha esta norma básica del aprendizaje.
    Consejos prácticos para mejorar la relación entre hermanos:
    No juzgues. Te arriesgas a que uno u otro no consideren justa tu opinión y se enfaden todavía más.
    No fuerces la interacción ni a hacer las paces. A veces les insistimos en que se den un beso o un abrazo que no soluciona el conflicto. Es como un herida que cierra en falso: no está curada, sino sólo aparentemente. Es mejor aceptar sus sentimientos.
    No eches la culpa al mayor por el simple hecho de ser el mayor (y en teoría, el que ha de dar ejemplo). Posiblemente conseguirás que actúe en otras ocasiones de la misma manera agresiva ya que siempre “se las carga” por ser el mayor, independientemente de la causa.
    No protejas al más pequeño de tus hijos porque éste se aprovechará de tu incondicional protección para molestar sutilmente al mayor.

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